domingo, 27 de enero de 2019

Érase un hombre a una nariz pegado: un poema construido a base de hipérboles

Si  a alguno no le ha quedado claro qué es una hipérbole, este poema es ideal para explicar ese recurso retórico que presenta exageraciones, ponderaciones desmesuradas. 
Eso fue lo que hizo Quevedo para burlarse de la nariz de su gran enemigo Luis de Góngora en el famoso poema "Érase un hombre a una nariz pegado". 

Por si alguien no conoce este famoso texto, aquí te lo presentamos 
Érase un hombre a una nariz pegado,
érase una nariz superlativa,
érase una alquitara medio viva ,
érase un peje espada muy barbado.

Era un reloj de sol mal encarado,
érase un elefante boca arriba,
érase una nariz sayón y escriba ,
era Ovidio Nasón más narizado.

Érase el espolón de una galera,
érase una pirámide de Egipto,
las doce Tribus de narices era.

Érase un naricísimo infinito,
frisón archinariz, caratulera 
sabañón garrafal, morado y frito.



Y, para que te queden claras las hipérboles con las que Quevedo exagera el tamaño del apéndice del autor cordobés, te recomendamos ver este montaje que apareció en La bola de cristal en 1985. 


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