Eso fue lo que hizo Quevedo para burlarse de la nariz de su gran enemigo Luis de Góngora en el famoso poema "Érase un hombre a una nariz pegado".
Por si alguien no conoce este famoso texto, aquí te lo presentamos
Y, para que te queden claras las hipérboles con las que Quevedo exagera el tamaño del apéndice del autor cordobés, te recomendamos ver este montaje que apareció en La bola de cristal en 1985. |
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