Seguimos inspirados, en el día de hoy, por la festividad del día de los trabajadores. Por eso consideramos muy apropiado este poema del uruguayo Mario Benedetti que refleja cómo nos sentimos, cualquiera de nosotros, cuando el despertador suena cada lunes llamándonos a incorporarnos al trabajo y a la rutina semanal.
El poema pertenece a la obra Poemas de la oficina, de 1956, primer gran éxito del autor y que le abrió las puertas a otros países como Argentina.
LUNES
Volvió el noble trabajo
pucha qué triste
que nos brinda el pan nuestro
pucha qué triste
me meto en el atraso
hastacuandodiosmío
como un vicio tornillo
como cualquier gusano
me meto en el atraso
y el atraso me asfixia,
dos veinte, cinco quince,
me aplasta, me golpea,
once setenta, mil
trescientos veintiuno,
se me perdió una cifra
estaba aquí y ahora
tres falsos contrasientos
gotean de mi bolsillo
alguien llama alguien manda
pucha qué triste
alguien
se metió en el atraso
desordenó las pistas
y en cada diferencia
añadió tres centésimos.
Volvió el noble trabajo
aleluya
qué peste
faltan para cl domingo
como siete semanas.
pucha qué triste
que nos brinda el pan nuestro
pucha qué triste
me meto en el atraso
hastacuandodiosmío
como un vicio tornillo
como cualquier gusano
me meto en el atraso
y el atraso me asfixia,
dos veinte, cinco quince,
me aplasta, me golpea,
once setenta, mil
trescientos veintiuno,
se me perdió una cifra
estaba aquí y ahora
tres falsos contrasientos
gotean de mi bolsillo
alguien llama alguien manda
pucha qué triste
alguien
se metió en el atraso
desordenó las pistas
y en cada diferencia
añadió tres centésimos.
Volvió el noble trabajo
aleluya
qué peste
faltan para cl domingo
como siete semanas.
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