lunes, 25 de agosto de 2014

Enantiosemia

Probablemente nunca hayas oído (y mucho menos, usado) la palabra que figura en el título de esta entrada. Tan curiosa es la palabra como la realidad a que designa. Enantiosemia viene del griego enantíos (‘contrario’) y sema ("signo’) y con ella se designa un curioso fenómeno lingüístico según el cual una palabra puede significar, según el contexto, una realidad o concepto y la contraria. 

Veámoslo con un ejemplo bastante conocido. Si yo digo " El huésped dos alegrías da: cuando viene y cuando se va" estoy usando la palabra "huésped" como equivalente de "persona que se aloja en un establecimiento hotelero o en casa de alguien". Pero también puedo emplearlo en otra frase con el significado de "anfitrión", es decir, con el significado contrario. "Como huésped, se desvive por sus invitados". Para resolver la ambigüedad en casos como "Seré su huésped las próximas dos semanas" (no queda claro si voy a pasar  una temporada fuera o si voy  a alojar a alguien ) preferimos utilizar en el segundo caso la palabra "anfitrión".

No son muchas las palabras que poseen esta capacidad. El blog Un paseo por el diccionario recoge otros ejemplos a los que podemos añadir alguno más. 


Lívido.-  Procede del latín lividus ‘azulado, negruzco’. El DRAE lo definió inicialmente como ‘amoratado’. Posteriormente añadió la acepción de ‘inmensamente pálido’, que es la más empleada hoy en día, precisamente porque la gente, equivocadamente, lo empleaba con esa acepción, de modo que el uso provocó su inclusión en el diccionario.

Sancionar.- Además de ‘autorizar, aprobar algo’ significa también ‘aplicar un castigo’. El primer significado es el que aparece en oraciones como "El rey sanciona las leyes" (es decir, al rey corresponde aprobar las leyes), mientras que con el segundo significado podemos encontrar oraciones como "Se sancionará el uso de detectores de frecuencia".

Perla:  tradicionalmente hace referencia a la sustancia nacarada contenida en las ostras, usada en joyería pero, irónicamente, también se usa para referirse a acciones o palabras desafortunadas, a meteduras de pata.

Alquilar es la acción que realiza tanto quien pone a disposición de otra persona por medio de contrato o negociación un bien como quien contrata el uso y disfrute de ese bien. De nuevo hay ambigüedad en frases como "Alquilé una plaza de garage en este edificio", pues no queda claro si soy el propietario de la plaza de garage o si necesitaba un sitio donde aparcar mi coche y pago cada mes para disfrutar de una plaza.

Del mismo modo, dos o más personas pueden pactar para trabajar juntas (aliarse para algo) o en contra de algo, conspirar. En ambos casos podemos usar la palabra conjurar.

Hasta ahora hemos usado para ejemplificar el concepto de enantiosemia palabras de uso más o menos cotidiano. No ocurre lo mismo con escorrozo que significa, dependiendo del contexto  ‘regodeo, deleite, disfrute ’ o bien ‘disgusto, indignación situación incómoda.’.

Un listado algo más amplio que comenta términos como consultor, preceptivo o nimio la puedes encontrar en la wikilengua.






viernes, 22 de agosto de 2014

Adecuación del lenguaje


Una vez más recurrimos al grandísimo Forges para ilustrar el tema de la entrada de hoy la obligación que tiene el hablante, en caso de que quiera controlar su lengua,  de usar una variedad de lengua correcta para cada ocasión. 



El discurso debe adecuarse a varios factores. Por un lado, estilísticamente, en caso de que hablemos de lengua escrita tendrá que presentarse de modo pulcro, claro y ordenado. Si hablamos de lengua oral, habrá que evitar los anacolutos, vulgarismos y expresiones inadecuadas.

Además la lengua debe adecuarse al tipo de destinatario o auditorio, teniendo en cuenta su edad, formación, procedencia... Seria inadecuado utilizar un lenguaje plagado de localismos y modismos ante hablantes extranjeros que no dominan nuestra lengua, como que abundasen los cultismos y tecnicismos ante un público infantil o sin estudios primarios. Asimismo hay que tener en cuenta si se deben usar los pronombres de cortesía o no.

El contexto también condiciona la emisión del lenguaje.  Tan impropio sería oír a un locutor en un telediario  "El Juancar va a darse el piro del trono", como charlar con nuestros amigos en estos términos " El monarca saliente  se dispone a poner distancia entre él y su trono".

Y, por último, también interviene la finalidad a la hora de juzgar un texto como adecuado o no. Dependiendo del objetivo que se persiga tendremos que utilizar una serie de recursos, vocabulario, estructuras que se adapten a nuestra intención (si queremos persuadir, usaremos un lenguaje claro, mientras que una clase magistral precisa de un vocabulario técnico preciso).

Es decir. En todo momento hay que utilizar una lengua, dentro de las muchas posibilidades que esta nos ofrece, de un modo adecuado para cada situación comunicativa.  Y somos capaces.

En el siguiente ejercicio te presentamos palabras del uso común usadas en el registro coloquial a las que debes buscar su equivalente en el registro culto, algunas de las cuales quizás desconozcas, pero así las añades a tu vocabulario.  De este modo, aumentando tu léxico, aumentan tus posibilidades de desenvolverte correctamente en cualquier circunstancia.


Explica por qué son inadecuados estos discursos.

- Presentador de Telediario: "La siguiente noticia os va a alucinar. Un oso polar tiene un bebecito en cautividad".

- Profesor de lengua. "Las palabras se dividen en cachos con significado: los morfemas".

- Refrán popular: Quien a ubérrima conífera se adosa, óptima umbría le entolda. 

- Pronóstico del tiempo. Para mañana se esperan unas lluvias flipantes que nos van a dejar a todos empapados. 

- Mensaje de wassapp: ¿En el día subsiguiente a hoy entablaremos un reporte visual?





miércoles, 20 de agosto de 2014

Rasgos del español de Canarias

Todos sabemos que una lengua presenta diferentes manifestaciones según el contexto situacional, el nivel de los personajes que intervienen en el intercambio comunicativo, la época y el lugar donde se habla. Esto último es lo que se conoce, en un sentido amplio, como dialecto, pero también como variedad diatópica.

Así pues, la forma de hablar español es distinta en Galicia, en Argentina, en Castilla...o en las Islas Canarias. En esta entrada ( a la que esperamos, seguirán otras referidas a otros dialectos) mostraremos los rasgos que caracterizan a la forma de hablar español en el archipiélago canario.

De estas características destacamos, de forma general y en absoluto exhaustiva,   las siguientes.


Rasgos fónicos
- Seseo en cualquier posición del fonema [θ]  [kasar], [sapatero], [pas]
- Aspiración de la -s en final de sílaba (salvo en El Hierro): [animaleh]
- Pronunciación relajada del fonema [x] seguido de -e o -i: [hitano], [hente]

Rasgos gramaticales
- Uso en el registro coloquial  del pronombre "ustedes" en lugar de "vosotros".No obstante para la segunda persona singular se usa la forma "tú":
- Correcto uso de los pronombres átonos de tercera persona; esto es, no hay laísmo, loísmo ni leísmo.
- El pretérito perfecto simple se impone sobre el pretérito perfecto compuesto: Dormí hasta hace nada.

Rasgos léxicos
Está claro que la situacion geográfica de Canarias hace que en su léxico se puedan encontrar con más facilidad que en el español que se habla en la Península, influencias portuguesas y americanas. De ahí que encontremos en su vocabulario leito, liña, papa, guagua, bemba, guanajo...
Como en cualquier lengua, también es posible encontrar rasgos de las lenguas que se hablaban antes de la aparición de la lengua que se implantó como general; en este caso, antes de la llegada de los hispanos a las islas.  Se trata de los "guanchismos", presentes, sobre todo, en palabras que se refieren a ocupaciones primitivas o a especies autóctonas o particulares animales o vegetales: baifo, gofio, tafor...
En Canarias aún se siguen usando palabras que en el español de la Península están en amplio retroceso o, incluso, desaparecidas. No es extraño oír a un canario arcaismos como demorarse, empalambrarse o pescudar. 
Si quieres saber el significado de estas palabras y aprender otras puedes consultar el Diccionario de canarismos. 




El dibujo que adjuntamos forma parte de un blog dedicado a las islas Canarias y, en concreto, esta divertida entrada  recoge vocabulario específico canario referido al cuerpo y a funciones corporales. Si no sabías que un "saltaperico" es una persona inquieta, que los "ñoños" son los dedos de los pies,o si  eres un "matraquillas" (estar todo el día dándole vueltas a una misma cosa) sobre cómo se decía algo...consulta esa entrada y aprenderás un montón.




Parte de la información utilizada para elaborar esta entrada la puedes encontrar en el siguiente artículo  de Gonzalo Ortega Ojeda, pero puedes ampliar conocimientos con los materiales del Centro Virtual Cervantes

lunes, 18 de agosto de 2014

El último demiurgo. Homenaje a Leopoldo María Panero a partir de un artículo de Agustín Pérez Leal.

Cuando en marzo de este año nos abandonó Leopoldo María Panero, este autor maldito, miembro del grupo de los novísimos, recibió todos los homenajes y ocupó todas las páginas que no había recibido en vida. Recluido en un hospital psiquiátrico de Gran Canaria dosificaba sus intervenciones en los medios de comunicación y, cada vez que concedía una entrevista o publicaba nuevos versos suscitaba el interés de sus incondicionales, ávidos de saber de su vida y de su obra. De todas estas intervenciones recomendamos "El poeta detrás de la máscara"; una entrevista concedida a Babylon Magazine.


Con todo, las mejores palabras que he leído al respecto , que conjugan crítica literaria, admiración , información y calidez se las he leído a Agustín Pérez Leal. Aquí puedes leer el artículo completo, pero no podemos resistirnos a reproducir algunos fragmentos

Fue, en palabras de un prestigioso crítico, “el mejor y el peor poeta de su generación”. [...] Poeta, sobre todo, y contra todo. Se llamaba Leopoldo María Panero y murió el pasado 5 de marzo en Las Palmas de Gran Canaria, convertido, con el paso de los años, en el emblema más acabado y tópico del malditismo transgresor. 
Hijo, hermano y sobrino de poetas, mantuvo siempre una problemática relación con sus hermanos. El mayor, Juan Luis, no tuvo empacho en declarar que para él era más importante Octavio Paz que su familia. El menor, Michi, fallecido en 2004, dejó bien claro lo que pensaba del hermano hoy desaparecido: “¡Que lo aguanten los que le leen!”.

Muchos de sus versos de estas últimas décadas, firmados a menudo al alimón con compañeros de manicomio, no son sino balbuceos, improvisaciones, recuelos y fragmentos de poemas sin organizar, o compuestos por piezas inconexas que repiten la consabida rabia y la desesperación extraviada del poeta para reflejarlas mil veces en un salón de espejos sin ventanas, sin puertas, que llevaba ya demasiado tiempo sin ventilar.
Pocos poetas han tenido, como él, un don tan personal y vigoroso desde sus primeros poemas. Pocos, también, habrán gestionado y aprovechado su don peor que él.  Con él se acaban los románticos rancios que quisieron hacer de su vida una obra de arte; los simbolistas decadentes de torre de marfil, absenta y tabú transgredido pour épater les bourgeois; los malditos finiseculares, los bohemios, los extravagantes y aristocráticos modernistas de álbum y misión consular; los perversos e infantiles trasnochados del sexo, las drogas y el rocanrol; los niños góticos de papá, pérgola y tenis; los que corrieron huyendo de la policía franquista hacia un callejón sin salida pero nunca fueron torturados por ser hijos de quien eran… Los demiurgos de salón y los de sanatorio mental para hiperestésicos.

Por mucho que su obra dejase de agrandarse hace ya veinte años largos y todo lo que ha venido después no sea más que morralla con olor a fluidos fecales, podredumbre y naftalina, quedan sus deslumbrantes primeros libros para quien quiera acercarse a ellos. Allí encontrará el lector un poeta irredento que, por mucho que se empeñe la tierra, nunca descansó ni descansará en paz.



Esta familia tan particular, los Panero,  en la que convivían el falangismo, cosmopolitismo,  el progresismo, el malditismo y todos los ísmos que se nos puedan ocurrir inspiró y y protagonizó El desencanto y Después de tantos años, película y  cortometraje de culto para los seguidores de este autor maldito. 





Un mera mera lectura por encima de los títulos de sus poemas no nos deja indiferente y ya nos hace sospechar que estamos ante un poeta atípico: Fumo mucho, demasiado; Himno a Satán; No es tu sexo lo que en el sexo busco; Te mataré mañana, cuando la luna salga... Difícil, pues decidirnos por uno de ellos para ilustrar esta entrada, de modo que nos inclinamos por uno de los tres poemas que forman parte del poemario inédito de L.M. Panero, Rosa enferma, que la editorial Huerga y Fierro facilitaron al suplemento EL Cultural tras la muerte del poeta. 



Lo que promulga el psiquiatra jefe de este manicomio

Ya la página lo dice, qué oscuro es la mortalidad retrasada
Qué terrible la vida que nada sabe del hombre
Porque el hombre se arrodilla sin remedio ante la página llorando
Y escupe contra el hombre
Y dibuja líricamente en un árbol la silueta del colgado antes de colgarse
El temblor oscuro del sepulcro
Que está hecho no para los hombres
Sino sólo para el silencio y la ruina
Y para la buena nueva del desastre
Para el terror gótico de estar vivo como un ángel
Por eso la poesía es el camino de la oruga
Que hablará de mí a los hombres
Cuando esté muerto
Cuando un caballo recorra las páginas
Y anuncie a los hombres la buena nueva
De que ya no estoy solo
En la Santa Compaña del cierzo y del silencio

martes, 12 de agosto de 2014

¿Cómo se escriben correctamente los sustantivos que indican cargo?

Una duda recurrente a la hora de escribir correctamente es cómo se deben escribir los nombres de cargos, dignidades, mandatarios y títulos. Y la duda viene dada porque en la prensa, en los medios y en el día a día los vemos escritos tanto con mayúscula como con minúscula, de ahí que ni siquiera leyendo podemos aclararnos. 

Como siempre, lo ideal es recurrir a la Real Academia que, en su Ortografía, concretamente en el apartado dedicado a las mayúsculas, la RAE indica lo siguiente

4.31. Los títulos, cargos y nombres de dignidad, como rey, papa, duque, presidente, ministro, etc., que normalmente se escriben con minúscula ( 6.9), pueden aparecer en determinados casos escritos con mayúscula. Así, es frecuente, aunque no obligatorio, que estas palabras se escriban con mayúscula cuando se emplean referidas a una persona concreta, sin mención expresa de su nombre propio: El Rey inaugurará la nueva biblioteca; El Papa visitará la India en su próximo viaje. Por otra parte, por razones de respeto, los títulos de los miembros de la familia reinante en España suelen escribirse con mayúscula, aunque vayan seguidos del nombre propio de la persona que los posee, al igual que los tratamientos de don y doña a ellos referidos: el Rey Don Juan Carlos, el Príncipe Felipe, la Infanta Doña Cristina. También es costumbre particular de las leyes, decretos y documentos oficiales, por razones de solemnidad, escribir con mayúsculas las palabras de este tipo: el Rey de España, el Jefe del Estado, el Presidente del Gobierno, el Secretario de Estado de Comercio. Por último, es muy frecuente que los cargos de cierta categoría se escriban con mayúscula en el encabezamiento de las cartas dirigidas a las personas que los ocupan.


E insiste:

6.9. Los títulos, cargos y nombres de dignidad como rey, papa, duque, presidente, ministro, etc., se escriben con minúscula cuando aparecen acompañados del nombre propio de la persona que los posee, o del lugar o ámbito al que corresponden (el rey Felipe IV, el papa Juan Pablo II, el presidente de Nicaragua, el ministro de Trabajo), o cuando están usados en sentido genérico (El papa, el rey, el duque están sujetos a morir, como lo está cualquier otro hombre). Existen casos, sin embargo, en que estas palabras pueden escribirse con mayúsculas ( 4.31).


La FUNDEU insiste en que, aunque hay una tendencia prácticamente generalizada a escribir los nombres de los cargos con mayúsculas, la ortografía aconseja el uso de las minúsculas



Y la misma FUNDEU propone este vídeo aclaratorio. 






Así pues, la norma es fácil de recordar: los nombres de los cargos se escriben siempre en minúscula, vayan o no acompañados del nombre de la persona que desempeña ese cargo.