Las lenguas, aunque no te lo creas, se parecen mucho a los seres humanos. Nacen, crecen (al crecer el número de hablantes y al ir aumentando su léxico) y, si deja de hablarse, desgraciadamente muere. De las casi siete mil lenguas que existen en el mundo, cada mes muere una.
Pero reflexionar sobre esa triste realidad no es el objetivo de esta entrada, sino seguir hablando de la vida de las lenguas. Igual que conoces gente que tiene una familia numerosa y otra que es hija única, las lenguas también están vinculadas entre sí y podemos rastrear su árbol genealógico llegando a un punto de partida común para muchas de ellas: el indoeuropeo. Eso puedes verlo en este excelente y visualmente muy atractivo trabajo donde se recogen las relaciones entre las familias de lenguas del mundo partiendo desde el indoeuropeo y el urálico.
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