Empezamos con amor. La diosa de la belleza, Afrodita para los griegos, Venus para los romanos, está detrás de las palabras afrodisiaco y venéreo. La primera se refiere a aquello que sirve para despertar el deseo sexual,
Aphrodite Anadyomene en un fresco pompeyano |
Simon Vouet, el aseo de Venus |
mientras que la segunda pasó de designar a aquello relativo a Venus y al goce sexual para especializarse en designar a enfermedades que se transmiten por contacto sexual.
El Parmiggianino, Eros cargando su arco |
Siguiendo en esta línea, lo lógico es que la siguiente palabra que asociemos a un dios clásico sea "bacanal", que recuerda a las fiestas desenfrenadas y salvajes que se realizaban en la antigua Roma en honor del dios del vino, Baco en las que suponemos se sucedían las escenas eróticas con y sin el uso de sustancias afrodisíacas, aún con el riesgo de contraer alguna enfermedad venérea.
Tiziano, La bacanal de los Andrios |
Bandinelli, Hércules y Caco |
Hércules de niño en un fresco romano del S.I d.C donde se percibe ya su fuerza hercúlea al dominar a dos serpientes. |
Y hablando de Heracles, de su versión romana, Hércules, deriva el adjetivo hercúleo que, acompañando a un sustantivo, indica que es propio de ese dios; así, "fuerza hercúlea" sería una fuerza descomunal, mientras que una "tarea hercúlea" estaría a la altura de las doce pruebas que tuvo que superar el héroe para lograr su lugar en el Olimpo.
Apolo en plata |
perfección corporal.
Y para acabar, al menos por hoy, con esta entrada, haremos referencia a una última palabra que se refiere al lugar donde merecen estar todas las obras de las distintas artes que hemos usado para ilustrar esta entrada: el museo, del griego μουσεῖον, que significaba "templo de las musas", de modo que es lógico que hoy en día designe el lugar donde van a admirarse las piezas que el artista ha realizado gracias a la inspiración de las musas.
Van Balen, Minerva entre las musas |
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