Aunque no lo sepamos ni seamos conscientes de ello nuestro lenguaje cotidiano está lleno de frases hechas y expresiones provenientes del mundo taurino. Aquí tienes una pequeña muestra. Si quieres conocer alguna más, puedes ir a este enlace.
Por ejemplo, cuando queremos cambiar de tema y decimos “cambiemos de tercio” estamos haciendo referencia a los tres momentos en que se divide el espectáculo taurino (varas, banderillas y muerte) que reciben el nombre genérico de “tercios”. Pero, a lo mejor, alguien no está interesado en cambiar de tema y nos “da largas”, que es un tipo de actuación del torero que consiste en engañar al toro enviándolo hacia otro lado.
Si tenemos suerte, tendremos a alguien que nos “eche un capote”, que es lo que hacen los subalternos del torero cuando este está en peligro e intentan distraer al toro moviendo su capote. Por eso los subalternos tienen que “estar al quite”, esto es, preparados para actuar cuando sea necesario.
Si el toro hace caso al movimiento de la muleta del torero, lo que hace es “entrar al trapo” que es la expresión que se utiliza normalmente para referirse a alguien que cae en la trampa o contesta a las provocaciones de otra persona.
Desde luego, lo cómodo es “ver los toros desde la barrera”, que es lo que hacen los espectadores, lejos de la arena o ruedo. Esta expresión también se aplica a los que pueden ver las cosas o problemas con mayor frialdad o distancia por no estar directamente involucrados.
Es fácil opinar “a toro pasado”, es decir, cuando algo ya ha sucedido o se pueden ver sus consecuencias. El origen de esta expresión está en los toreros que aprovechan para lucirse cuando el toro ya ha pasado y, en consecuencia, el peligro a una cornada ha disminuido
De alguien que triunfa en una actividad se dice que “sale por la puerta grande”, que es el reconocimiento que tiene un torero cuando sale a hombros tras rematar una buena faena. A veces, para triunfar hay que coger el toro por los cuernos, esto es, afrontar el problema o las dificultades con valentía y decisión. Para eso hay que tener suerte y no “ pinchar en hueso” , es decir, no fracasar en el intento, que es lo que le sucede al torero cuando al entrar a matar en lugar de meter la espada hasta el fondo, esta tropieza con alguna vértebra ("hueso") y, por ello, debe volver a intentarlo.
Y después de este repaso, creemos que ya le podemos “dar la puntilla”, que es el arma que se utiliza para rematar al toro, y de ahí que esa expresión signifique acabar con un asunto, aunque normalmente, con algún tipo de perjuicio para la otra parte que suele quedar ofendida o humillada (que no es, por supuesto, nuestra intención).
Esperamos que tras leer todo esto no “estés para el arrastre”, que es como está el toro tras haber muerto: esperando a que los caballos lo arrastren fuera de la arena. Y si te ha gustado, nos alegramos, porque no nos vamos a “cortar la coleta”, o, lo que es lo mismo, no nos vamos a retirar (ya que es lo que hacen los toreros cuando dejan su actividad profesional) y vamos a seguir creando entradas para ayudarte a controlar tu lengua.