Raimond Queneau, en sus Ejercicios de estilo (1947), presentó la misma historia ¡de 99 formas distintas!, de modo que no es difícil buscar ejemplos de registros en esta obra. Comenzamos proporcionándote la versión estándar para que luego la compares con la versión ampulosa,la jergal, la amanerada.., apropiadas o inapropiadas según la situación comunicativa. Recuerda que para "controlar" la lengua hay que controlar también el contexto en que vas a usarla, el tipo de destinatario, su nivel, su edad...es decir, tienes que escoger el registro adecuado porque todos son correctos, pero hay que saber cuándo usarlo
Relato
Una mañana a mediodía, junto al parque Monceau, en la plataforma trasera de un autobús casi completo de la línea S (en la actualidad el 84), observé a un personaje con el cuello bastante largo que llevaba un sombrero de fieltro rodeado de un cordón trenzado en lugar de cinta. Este individuo interpeló, de golpe y porrazo, a su vecino, pretendiendo que le pisoteaba adrede cada vez que subían o bajaban viajeros. Pero abandonó rápidamente la discusión para lanzarse sobre un sitio que había quedado libre.
Dos horas más tarde, volví a verlo delante de la estación de Saint-Lazare, conversando con un amigo que le aconsejaba disminuir el escote del abrigo haciéndose subir el botón superior por algún sastre competente
Ampuloso
A la hora en que comienzan a agrietarse los rosados dedos de la aurora, cabalgaba yo, cual veloz saeta, en un autobús, de imponente alzada y bovinos ojos, de la línea S de sinuoso periplo. Advertí, con la precisión y agudeza del indio presto al combate, la presencia de un joven cuyo cuello era más largo que el de una jirafa de pies ligeros, y cuyo sombrero de fieltro hendido estaba ornado con una trenza, cual héroe de un ejercicio de estilo. La funesta Discordia de senos de hollín vino con su boca hedionda por desdén del dentífrico; la Discordia, digo, vino a inocular su maléfico virus entre este joven del cuello de jirafa y trenza alrededor del sombrero, y un viajero de borroso y farináceo semblante. Aquel dirigióse a este en los siguientes términos: <<¡Óigame, malvado ser, diríase que usted me está pisoteando adrede!>> Así exclamó el joven del cuello de jirafa y trenza alrededor del sombrero y fue, presto, a sentarse.
Más tarde, en la plaza de Roma, de majestuosas proporciones, reparé de nuevo en el joven del cuello de jirafa y trenza alrededor del sombrero, acompañado de un camarada, árbitro de la elegancia, el cual profería esta crítica que me fue dado percibir con mi ágil oído, crítica dirigida a la indumentaria más externa del joven del cuello de jirafa y trenza alrededor del sombrero: <<Deberías disminuirle el escote mediante la adición o elevación de un botón en la periferia circular. >>
Jergal
O sea, qué palo, colega, el cacharro no venía ni pa tras. Y yo que llegaba tarde al curre. Y luego, qué alucine, qué pasote, iba lleno cantidad. Y me veo, o sea, un chorbo cantidad de pirao, con un
sombrero cutre mangui perdido. Y de pronto le dice a un pringao que lo estaba pisoteando, el muy plasta, que le había dejado el pie chungo. De pena, colega. Jo, qué demasiao, qué fuerte. ¡No veas! Y en pleno mosqueo, al tío le da corte, pasa total y se larga, a sentarse a toda leche.
Y, o sea, dos horas más tarde, vaya tela, colega, me lo veo enrollao con un tronco que le comía el coco diciéndole que estaría guay con otro botón en la chupa. De buten. ¿Vale o no vale, tío?
Amanerado
Más tarde, cuando el sol había bajado ya algunos peldaños de la monumental escalera de su parada celeste, y cuando de nuevo me hacía vehicular por otro autobús de la misma línea, observé al mismo personaje descrito anteriormente moviéndose en la plaza de Roma de forma peripatética en compañía de un individuo eiusdem estofae que le daba, en esta plaza consagrada a la circulación automovilística, consejos de una elegancia tal que no iba más allá de un botón.
¿Te atreves a crear tu propia versión? ¿Al estilo locutor deportivo, cronista taurino, periodista del corazón, sms?
Acabamos con una viñeta del genial Forges que demuestra la capacidad que tienen algunos hablantes de cambiar de registro en cuestión de segundos. |
¿Te atreves a crear tu propia versión? ¿Al estilo locutor deportivo, cronista taurino, periodista del corazón, sms?