Hoy quisiera tus dedos escribiéndome historias en el pelo
y quisiera besos en la espalda, acurrucos,
que me dijeras las más grandes verdades o las más grandes mentiras;
que me dijeras, por ejemplo, que soy la mujer más linda del mundo,
que me querés mucho;
cosas, así tan sencillas, tan repetidas...
que me delinearas el rostro y me quedaras viendo a los ojos
como si tu vida entera dependiera de que los míos sonrieran
alborotando todas las gaviotas en la espuma.
Cosas que quiero como que andes mi cuerpo,
camino arbolado y oloroso;
que seas la primera lluvia del invierno
dejándote caer despacio y luego en aguacero.
Cosas que quiero como una gran ola de ternura deshaciéndome,
un ruido de caracol, un cardúmen de peces en la boca,
algo de eso, frágil y desnudo
como una flor a punto de entregarse a la primera luz de la mañana
o simplemente una semlla, un árbol, un poco de hierba,
una caricia que me haga olvidar el paso del tiempo, la guerra,
los peligros de la muerte.
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