Las elecciones forman parte de la vida política, es decir, de los asuntos del pueblo, pues no podemos olvidar que "polis" es la palabra griega que indicaba las ciudades- estado y que de ahí se formó la palabra politikós para designar a lo que se refiere a los ciudadanos.
Se puede votar libremente porque estamos en democracia y por ello el poder (-cracia) reside en el pueblo (demos) que es el que elegirá a sus representantes en las urnas.
Muchas ciudades eligen hoy a su alcalde. Como en tantos otros casos de palabras que empiezan por al- tiene su origen en el árabe, concretamente, al-qadi, que significaba "el juez" pues era el encargado de impartir justicia en un determinado territorio. Hoy en día es el que gobierna un ayuntamiento pero no le pisa el cargo al juez, que es quien juzgará.
Sin embargo la etimología de los que acompañan al alcalde, esto es, los concejales, se remonta al latín: concilium, donde la presencia del prefijo cum- ya nos indica grupo, compañía, en este caso para gobernar, concretamente, aconsejar al alcalde. Como tantos sustantivos y adjetivos terminados en -al (normal, fiscal, natural) es invariable, pero se ha extendido el uso del femenino analógico "concejala". Un sinónimo de concejal es edil, qu e ahora se ha generalizado pero que en Roma designaba únicamente al magistrado encargado de velar por las el urbanismo, la limpieza y la decoración de los templos, calles y casas romanas.
Tras las elecciones cada una de las personas elegidas ocupará su escaño, aunque no sea colectivo ni tenga forma de banco corrido con respaldo, que era el tipo de asiento que designaba esta palabra en su origen y el tipo de asiento de los primeros parlamentos. Ahora cada político ocupará su sillón, más que su escaño, pero el término ha quedado arraigado.
Por suerte, el escrutinio actual no guarda mucha relación con el significado original, que era el de buscar, husmear entre la basura ("scruta") y los desechos. De ahí pasó a significar "indagar", "hacer pesquisas" y ahora se usa como "recontar los votos de unas elecciones".
Esta vez no tocaba elegir diputados. En caso de hacerlo estaríamos, etimológicamente, eligiendo al "representante de la autoridad", que es lo que significa "deputer", verbo francés del que hemos tomado esta palabra, que ya significaba lo mismo en el latín "deputare". indica la persona nombrada por elección popular como representante en una cámara legislativa, nacional, regional o provincial.
Tampoco había que elegir senadores, cuya etimología nos remite a los más ancianos, los mayores del pueblo (senex) que eran los designados, por su supuesta sabiduría y experiencia, para regir los destinos de la asamblea.
Bien por la ilustración.
ResponderEliminarHe visto que A. de Nebrija encontró una acepción de la palabra obispo como "morcilla grande que hacen cuando matan puerco". Como entre un obispo actual y una morcilla no hay parecido alguno (a no ser que se tenga mala fe) digo yo que sería por la afición de algunos prelados a las buenas pitanzas, acompañados de dignidades y canónigos con mesa y mantel en determinados días del año. También he visto que hay un pez grande, con una cresta que parece la mitra de un obispo que tiene dicho nombre.
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