El asunto no es nuevo. Todos empleamos, a veces incluso sin saberlo, nombres de marcas registradas para referirnos a un producto genérico. Usamos "clínex" en lugar de "pañuelos de papel", "rimmel" , que sirve para lo mismo que la "máscara de pestañas", o hacemos emparedados de pan "bimbo" sea cual sea la marca de "pan de molde" que utilicemos (y eso por poner unos cuantos ejemplos conocidos por todos).
El problema viene cuando una de estas denominaciones pasa a ser de uso público frecuente y, a partir de ahi, se plantea su incorporación en el diccionario. Este fue el punto de partida de la reflexión del director de la RAE, Jose Manuel Blecua en una conferencia pronunciada en los cursos de verano de El Escorial.
Aquí puedes acceder uno de los muchos artículos de prensa que se han hecho eco de la reflexión. No te llevará mucho tiempo leerlo y es curioso ver como utilizamos como si se refiriesen a objetos palabras que remiten a marcas (Chupa-chups, teflón y pionono, concretamente).
Cuando yo era pequeño mi abuela me mandaba a buscar el "Faro"; pues bien, yo creí que todo períódico era un "faro", incluso sabiendo lo que era un faro de alumbrar.
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