FUNERAL BLUES
Parad los relojes y desconectad el
teléfono,
dadle un hueso jugoso al perro para que no
ladre,
haced callar a los pianos, tocad tambores con
sordina,
sacad el ataúd y llamad a las
plañideras.
Que los aviones den vueltas en señal de
luto
y escriban en el cielo el mensaje “Él ha
muerto”,
ponedles crespones en el cuello a las palomas
callejeras,
que los agentes de tráfico lleven guantes negros
de
algodón.
Él era mi norte y mi sur, mi este y mi
oeste,
mi semana de trabajo y mi descanso
dominical,
mi día y mi noche, mi charla y mi
música.
Pensé que el amor era eterno; estaba
equivocado.
Ya no hacen falta estrellas: quitadlas
todas,
guardad la luna y desmontad el
sol,
tirad el mar por el desagüe y podad los bosques
porque ahora ya nada puede tener
utilidad.
Aquí recordamos la escena de Cuatro bodas y un funeral en que uno de los protagonistas declama estos hermosos versos tras la muerte de su amado.
Me ha gustado. Pero en definitiva, diciembre no es más que el mes anterior a enero, el siguiente a noviembre. La vida fluye así, sin que podemos poner principios ni finales por nuestra cuenta, aunque nos guste vivir en una ficción que es nuestra propia vida.
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