Entendemos, en sentido amplio, por ruido todo aquello que pueda perturbar, dificultar o impedir el proceso de comunicación: el sonido del timbre que tapa la voz del profesor, pitidos de claxon que impiden oír una voz al teléfono, una caligrafía ilegible...
Los ruidos pueden afectar a uno o varios de los elementos del proceso de comunicación y, para superarlos, hay que recurrir a las redundancias (repetir el mensaje cuando cesen los ruidos, volver a escribir el texto...).
En la siguiente presentación tienes ejemplos de varias situaciones lingüísticas que no tendrán éxito debido a distintos factores. ¿Eres capaz de reconocerlos todos?
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