Y no creas que la palabra es tan reciente. Ya en 2014 (¡¡hace la friolera de 5 años11) Quim Monzó escribía un sutil y mordaz artículo ("Rodeados de ultracrepidianos") sobre este tipo de personas del que rescatamos este párrafo
Al individuo afectado por ultracrepidarianismo se le conoce como ultracrepidiano. Sabidillo, sabelotodo y sabiondo ya no están solas en el diccionario de sinónimos. Bienvenido sea ultracrepidiano, si tenemos en cuenta que, para no repetirnos, necesitamos muchas palabras análogas para definir a algunas de las personas con las que nos tropezamos durante el día. Desde primera hora de la mañana, cuando tipos que tienen tan poca idea de fútbol como yo dictaminan cual jueces supremos qué hizo mal el equipo en el partido de ayer, hasta los que, a lo largo de la jornada, te explican cómo solucionarían ellos la crisis en un pispás, o sentencian que, cuando un chino se muere, lo trocean y te lo sirven en sus restaurantes, ligeramente pasado por el wok, sea en forma de chop suey o de chow mien.
Mi consejo es que la próxima vez que te encuentres ante alguno de estos ejemplares que presumen de saber de todo, le preguntes si sabe qué es un ultracrepidiano. A lo mejor, además de dejarlo sin palabras y hacerle pensar (o incluso recurrir al diccionario), cuando sepa lo que significa puede que cambie su actitud.
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