martes, 1 de noviembre de 2011

Versos del Tenorio

Mucho antes de que empezase a cobrar auge la tradición de celebrar el día de difuntos " a la americana" y dándole el nombre de Halloween, en España ya se celebraban fiestas donde los muertos cobraban su protagonismo y, a veces, también cobraban vida. Es el caso de las escenas finales de la obra Don Juan Tenorio, ambientadas en un cementerio y donde los muertos están dispuestos a llevarse con él al libertino mujeriego; pero aparece también en esta escena espectral el espíritu de doña Inés, dispuesta a ayudar al amor de su vida y a que comparta con él las alegrías celestiales.

Tal desfile de espectros y fantasmas ocasionó que el Don Juan se representara (y se sigue representando) el primero de octubre. De ahí que hoy hayamos decidido recuperar alguno de los más famosos versos de esta obra.

La elección es difícil, pero comenzaremos por los versos que recita don Juan en la taberna para certificar que merece ganar la apuesta hecha un año antes. Así se describe el protagonista

Por dondequiera que fui
     la razón atropellé,
     la virtud escarnecí,
     a la justicia burlé,
     y a las mujeres vendí.

Yo a las cabañas bajé,
     yo a los palacios subí,
     yo los claustros escalé,
     y en todas partes dejé
     memoria amarga de mí.

Ni reconocí sagrado,
     ni hubo ocasión ni lugar
     por mi audacia respetado;
     ni en distinguir me he parado
     al clérigo del seglar.

A quien quise provoqué,
     con quien quiso me batí,
     y nunca consideré
     que pudo matarme a mí
     aquel a quien yo maté.




Parece increible que un ser tan pendenciero y amoral pueda conquistar el alma pura de doña Inés. Pues así lo hace en la famosa "escena del sofá". Pero aquí nos limitaremos a recoger la súplica de una enamorada Inés que a sucumbido ya a los encantos del seductor.

No, don Juan, en poder mío

resistirte no está ya:

yo voy a ti como va

sorbido al mar ese río.

Tu presencia me enajena,

tus palabras me alucinan,

y tus ojos me fascinan,

y tu aliento me envenena.

¡Don Juan! ¡Don Juan!, yo lo imploro

de tu hidalga compasión:

o arráncame el corazón,

o ámame porque te adoro.







Podríamos seguir seleccionando cientos de versos más, pero mejor os aconsejamos releer la obra.
Si os queréis acercar a la tradición de la representación de la obra en la noche de difuntos, podeis recurrir a este enlace http://www.rtve.es/alacarta/videos/te-acuerdas/acuerdas-tenorio-ultratumba/1237787/, donde de la mano de grandes actores de la escena española revivimos algunos de los mejores momentos del drama de Zorrilla.

3 comentarios:

  1. El "por donde quiera que fui..." lo recitaba yo de pequeño. Ahora se me ha olvidado.

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  2. Vuelvo a leer esto y bien me alegro de que el machista de Don Juan se condenase, mientras me alegro de que se salvó el de Tirso.

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    1. El don Juan de Zorrilla se salva y el de Tirso de Molina se condena

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