martes, 3 de marzo de 2015

Me basta así , Ángel González y Pedro Guerra

Si a la sensación de leer un hermoso poema le añadimos la posibilidad de que su propio autor recite alguno de los versos y que uno de nuestros músicos más intimistas le ponga música, tendremos delante esta joya: Ángel González, acompañado de Pedro Guerra, nos ofrece Me basta así.







Me basta así     
     Si yo fuese Dios     
y tuviese el secreto,
haría
un ser exacto a ti;
lo probaría
(a la manera de los panaderos
cuando prueban el pan, es decir:
con la boca),
y si ese sabor fuese
igual al tuyo, o sea
tu mismo olor, y tu manera
de sonreír,
y de guardar silencio,
y de estrechar mi mano estrictamente,
y de besarnos sin hacernos daño
-de esto sí estoy seguro: pongo
tanta atención cuando te beso-;
                                                  entonces,
si yo fuese Dios,
podría repetirte y repetirte,
siempre la misma y siempre diferente,
sin cansarme jamás del juego idéntico,
sin desdeñar tampoco la que fuiste
por la que ibas a ser dentro de nada;
ya no sé si me explico, pero quiero
aclarar si yo fuese
Dios, haría
lo posible por ser Ángel González
para quererte tal como te quiero,
para aguardar con calma
a que te crees tú misma cada día,
a que sorprendas todas las mañanas
la luz recién nacida con tu propia
luz, y corras
la cortina impalpable que separa
el sueño de la vida,
resucitándome con tu palabra,
Lázaro alegre,
yo, mojado todavía
de sombras y pereza,
sorprendido y absorto
en la contemplación de todo aquello
que, en unión de mí mismo,
recuperas y salvas, mueves, dejas
abandonado cuando -luego- callas...
(Escucho tu silencio.
                                     Oigo
constelaciones: existes.
                                       Creo en ti.
                                                         Eres.
                                                              Me basta.)


Ángel González merece un puesto de honor en nuestros manuales de literatura, no solo por compendiar todas las tendencias por las que ha pasado la poesía española desde los años 60 en que comenzó a escribir (concretamente, publica su primera obra en 1956) hasta bien entrado el siglo XXI (2008). Pasa de una poesía comprometida, social (Tratado de urbanismo) a una duda existencial a la que le lleva a dudar de la efectividad de la poesía. Sus poemas están llenos de desencanto, de dudas, de decisiones trasncendentales, de ruina existencial...y de amor, el amor entendido como la única vía de escape, de salvación y de realización.  No faltan las referencias a dos tópicos: el tempus fugit y el poder aniquilador del tiempo.  
Aparte de por la universalidad de sus temas, por lo cotidiano, pues todos nos vemos reflejados en mayor o menor medida, gran parte del éxito de Ángel González radida en su estilo, cuidado y cercano a la vez, irónico y tierno, imaginería novedosa y reelaboración de metáforas trilladas. 
Cualquier momento y cualquier excusa es buena para acercarse y revisitar o descubrir a este poeta, cuyos méritos fueron siempre reconocidos y por ello fue premiado con todos los galardones relevantes de las letras españolas (Príncipe de Asturias, Reina Sofía, Julián Besteiro...) 




Pulsa aquí para acceder a una completa antología de la obra de Ängel González a cargo de la institución aragonesa Fernando el Católico 

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