martes, 16 de julio de 2013

Palabras "divinas"

Muchas de las palabras que forman parte de nuestro lenguaje cotidiano hunden sus raíces en la mitología clásica greco-latina. Aquí te mostramos unas cuantas, pero no descartamos escribir otra entrada sobre el mismo tema.

Empezamos con amor. La diosa de la belleza, Afrodita para los griegos, Venus para los romanos, está detrás de las palabras afrodisiaco y venéreo. La primera se refiere a aquello que sirve para despertar el deseo sexual,
Aphrodite Anadyomene en un fresco pompeyano
Simon Vouet, el aseo de Venus



mientras que la segunda pasó de designar a aquello relativo a Venus y  al goce sexual para especializarse en designar a enfermedades que se transmiten por contacto sexual.








El Parmiggianino, Eros cargando su arco

También el dios griego del amor, Eros, sigue presente en nuestra lengua dando pie a una familia de palabras bastante amplia (erótico, erógeno, erotismo, erotómano...) que tienen en común referirse al amor pasional, sexual.







Siguiendo en esta línea, lo lógico es que la siguiente palabra que asociemos a un dios clásico sea "bacanal", que recuerda a las fiestas desenfrenadas y salvajes que se realizaban en la antigua Roma en honor del dios del vino, Baco en las que suponemos se sucedían las escenas eróticas con y sin el uso de sustancias afrodisíacas, aún con el riesgo de contraer alguna enfermedad venérea.


Tiziano, La bacanal de los Andrios
 

Bandinelli, Hércules y Caco
Si a lo largo de nuestra vida alguna vez alguien nos atraca y nos despoja de alguna de nuestras posesiones, si empleamos para designarlo la palabra "Caco" nos estaremos refiriendo al gigantesco ladrón mitológico, hijo de Hefesto, que aprovechó un descuido de Heracles para robarle cuatro  parejas de bueyes.  Heracles llegó a la cueva donde se había escondido Caco y tras una denodada lucha consiguió acabar con el gigante y recuperar su ganado. Desde entonces la palabra caco se usa como sinónimo de ladrón.





Hércules de niño en un fresco romano
del S.I d.C donde se percibe ya su fuerza
 hercúlea al dominar a dos serpientes.

Y hablando de Heracles, de su versión romana, Hércules, deriva el adjetivo hercúleo que, acompañando a un sustantivo, indica que es propio de ese dios; así, "fuerza hercúlea" sería una fuerza descomunal,  mientras que una "tarea hercúlea" estaría a la altura de las doce pruebas que tuvo que  superar el héroe para lograr su lugar en el Olimpo.






Apolo en plata
Otro dios que se asoma tímidamente a nuestro idioma es Apolo, de cuya belleza sin par deriva el adjetivo apolíneo, usado para, y citamos literalmente a la RAE, referirse al varón que posee gran
 perfección corporal.










Y para acabar, al menos por hoy, con esta entrada, haremos referencia a una última palabra que se refiere al lugar donde merecen estar todas las obras de las distintas artes que hemos usado para ilustrar esta entrada: el museo, del griego μουσεῖον, que significaba "templo de las musas", de modo que es lógico que hoy en día designe el lugar donde van a admirarse las piezas que el artista ha realizado gracias a la inspiración de las musas. 


Van Balen, Minerva entre las musas









No hay comentarios:

Publicar un comentario