jueves, 8 de mayo de 2014

No vino ni el Tato ¿pero quién era Tato? (ahora es cualquiera)

Mencionar la ausencia de El Tato cada vez que se alude a la escasa afluencia de gente a un evento forma parte de nuestro léxico común, aun cuando no todos conocemos el origen de esa expresión ni quién era el Tato. 
El Tato era el nombre artístico de un torero, Antonio Sánchez, que no se perdía un festejo o evento en la época, y, además, era tal su éxito en las plazas que figuraba en casi todos los carteles. Se podría decir que era omnipresente. De hecho, dice la leyenda que incluso un día salió a torear tras haberle sido amputada una pierna. Así pues, visto que estaba en todas partes, si en algún sitio no hay nadie o hay poca gente, decimos que "No vino ni el Tato".

Otras fuentes cuentan, para explicar el origen de esta expresión, que el Tato seguía siendo fiel a las plazas como espectador tras la amputación. Incluso fue tres o cuatro veces a ver torear a un novillero bastante discreto con el capote (por no decir que era una auténtica nulidad). Pero, como todos, al final se rindió a la evidencia y dejó de ir a ver torear a ese muchacho. El día que faltó a su cita se gestó la frase "No vino ni el Tato". Sea como fuere, le debemos a este torero el origen de esa expresión tan nuestra.


Aquí tienes algunos ejemplos de que el Tato está presente en todas partes...incluso en nuestro hablar cotidiano como ejemplo de "cualquiera"









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