viernes, 1 de noviembre de 2013

A dormir al cementerio.

Contrariamente a lo que podamos pensar a primera vista, "cementerio" no deriva de la palabra "cemento". Esta palabra ha entrado a través de la forma latina, coemeterium, tomada,  a su vez, del griego, koimeterion,
proveniente del verbo "koimao", que significaba "acostarse", de modo que el cementerio era, literalmente, "el lugar para dormir" (o el dormitorio). Frente a la forma clásica, necrópolis ("ciudad de los muertos"), "cementerio" tuvo mayor aceptación en la cultura cristiana pues incidía en la espera del juicio final durante el cual las almas merecedoras resucitarían, alcanzarían el paraíso y, mientras, esperaban acostados, tranquilos, "durmiendo" en sus nichos.

La presencia de esa "n" se explica por una interferencia con "caementa", piedra cuadrada, usada en los cementerios.


Así pues, si recuperamos su etimología parece que el cementerio se aleja de sus connotaciones macabras y funestas para pasar a designar un apacible lugar para visitar, e, incluso, dormir. Prueba de ello son los numerosos cementerios monumentales que hay en el mundo y entre los cuales hemos seleccionado y te ofrecemos el de Staglieno, en Génova. 


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