Este romance presenta varios tópicos: el de la albada, o el encuentro de los enamorados durante la noche y a escondidas de los padres; el de la personificación de la muerte y su poder del que nadie puede escapar (el poder igualatorio de la muerte), el del sueño, el del "carpe diem", pues el enamorado debe aprovechar el escaso tiempo que le queda antes de que la muerte venga a llevárselo...Vemos, pues, como una composición aparentemente sencilla y popular presenta un grado de elaboración y de intertextualidad considerable,aunque, si quieres más detalles, puedes acudir a este comentario de texto.
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Aquí tienes la versión recitada de este famoso romance.
Con todo, la historia ni es propia de la tradición hispana ni se remonta a la Edad Media. El tópico de la Muerte que aparece anunciando que ha llegado su hora a algún personaje fue también motivo de numerosos relatos ya desde la antigüedad.
El relato nos ha llegado de esta forma en la tradición india
“Tengo varias visitas que hacer en esta ciudad durante las próximas tres semanas”, le decía el Ángel a su compañero.
Aterrorizado, el discípulo se escondió hasta que ambos hubieron partido. Entonces, usando su inteligencia para resolver el problema de cómo frustrar una posible visita de la Muerte, decidió que si se mantenía alejado de Bagdad, no sería alcanzado. Sólo hubo un corto paso entre este razonamiento y alquilar el caballo más veloz disponible y espolearlo día y noche en dirección a la lejana ciudad de Samarcanda.
Mientras tanto La Muerte se encontró con el maestro Sufí y hablaron sobre diversas personas. “¿Y dónde está tu discípulo tal y tal?” preguntó La Muerte.
“Debe de estar en algún lugar de esta ciudad, empleando su tiempo en contemplación, quizá en una posada”, dijo el maestro.“¡Qué extraño!, dijo el Ángel, “pues se halla en mi lista. Sí, aquí está: Tengo que recogerlo dentro de cuatro semanas, nada menos que en Samarcanda. [
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Y, con distintas versiones, ha llegado hasta el siglo XX; como muestra el relato de El gesto de la muerte, de Jean Cocteau
Un joven jardinero persa dice a su príncipe:
-¡Sálvame! Encontré a la Muerte esta mañana. Me hizo un gesto de amenaza. Esta noche, por milagro, quisiera estar en Ispahán.
El bondadoso príncipe le presta sus caballos. Por la tarde, el príncipe encuentra a la Muerte y le pregunta:
-Esta mañana ¿por qué hiciste a nuestro jardinero un gesto de amenaza?
-No fue un gesto de amenaza -le responde- sino un gesto de sorpresa. Pues lo veía lejos de Ispahán esta mañana y debo tomarlo esta noche en Ispahán.
Cerramos esta entrada con otra variante: la que realizó el cantautor italiano Roberto Vecchioni basada en esta tradición.
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